Próximo 26 de noviembre el gobierno electo dará a conocer la convocatoria para la elaboración de la Constitución Moral

Ciudad de México, noviembre de 2018.- La Cuarta Transformación de la vida pública de nuestro país lleva como ingrediente fundamental la gran reserva de valores que distingue a la sociedad mexicana y que formarán parte de la Constitución Moral que será construida por todos. Con este fin, el próximo 26 de noviembre el gobierno electo dará a conocer la convocatoria.

Así lo dio a conocer el próximo mandatario federal, Andrés Manuel López Obrador, en un mensaje dirigido a los mexicanos al término de una reunión de trabajo en esta materia.

Acompañado por Jesús Ramírez Cuevas, Verónica Velasco Aranda, Enrique Galván Ochoa y José Agustín Ortiz Pinchetti, integrantes del consejo responsable de elaborar la Constitución Moral, el presidente electo explicó la intención de este nuevo ejercicio democrático:

“Se va a convocar a los ciudadanos a la elaboración de una Constitución Moral, la idea de que no sólo de pan vive el hombre, o en la idea de Martí, que decía que nos debe importar el bienestar material, pero también el bienestar del alma.”

Agregó que, más allá de las acciones que emprenderá el nuevo gobierno en el ámbito económico, “necesitamos fortalecer valores, y en nuestro país hay una gran riqueza en valores, una gran reserva de valores culturales, morales, espirituales. Entonces los queremos exaltar, ponerlos por delante, por encima de todo para que de esta manera sí podamos llevar a cabo la Cuarta Transformación de la vida pública del país”.

Durante su intervención, Jesús Ramírez expresó: “El cambio que necesita México no es sólo político o económico, sino cultural, de valores, de prácticas, muchas de ellas ya se desarrollan en nuestra sociedad; hay que visibilizarlas, que reflexionar sobre ellas, practicar el bien común, la reciprocidad, valores que nos pueden ayudar a reconstruir el tejido social, las instituciones, tener una sociedad mejor”.

Por su parte, Verónica Velasco hizo notar en qué se traduce la vida cotidiana actual: “Hoy los antivalores son los valores que se practican todos los días. Vemos casos escandalosos de corrupción, de impunidad, y eso parece ser que es lo que se premia y se reconoce, porque no ha habido ninguna sanción al respecto. Por lo menos los ciudadanos tendríamos que denunciar, hablar públicamente, exhibir a los corruptos y no tomarlo como parte de la vida natural de nuestro país”.

Por ello, Velasco destacó que el nuevo gobierno iniciará un diálogo amplio para rescatar los valores, “volverlos a colocar en el centro, en primer plano, para que todos tengamos muy claro cómo nos podemos relacionar. Es una especie de nuevo pacto social, una nueva manera de relacionarnos”.

Enrique Galván informó que este documento constitutivo de la Cuarta Transformación será elaborado por “todos los mexicanos, jóvenes, adultos, mujeres, hombres, que todo mundo participe en la elaboración de la Constitución Moral. En pocos días ustedes van a ser enterados acerca de dónde podrán encontrar las bases de la convocatoria y yo creo que va a ser excelente que todo mundo participe en este código que hace falta, porque no solamente es importante el aspecto material de la vida. Es muy importante también darle su lugar a los valores espirituales y morales”.

José Agustín Ortiz Pinchetti abundó en las características del documento, e hizo referencia a su antecedente histórico:

“La Constitución Moral no es un instrumento jurídico. Evidentemente no será obligatorio, será producto de un gran consenso en el sentido de que es importante dar un vuelco a los aspectos éticos y espirituales de la vida interna de la sociedad mexicana que tienen que reforzarse… El punto de arranque es la Cartilla Moral de Alfonso Reyes que él mismo llamó también Constitución Moral, y que servirá como un proyecto a discutir. Irá acompañada esta cartilla de trabajos introductorios que escribiremos los que estamos formando este consejo para elaborar la Constitución Moral.”

Una vez expuestos los detalles, el presidente electo informó:

“La convocatoria se va a dar a conocer el lunes 26 de este mes. Es una muy buena fecha porque vamos a estar en las vísperas, ya muy cerca del día 1° de diciembre, y nos importa tanto este tema que queremos darle un tiempo especial, un realce porque es lo fundamental. Yo siempre he creído que, sólo siendo buenos podemos ser felices”, concluyó.

AMLO presentará reformas para mejorar salarios de trabajadores

El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, informó que presentará al Congreso de la Unión una reforma para que los aumentos a los salarios de los trabajadores no sean menores a la inflación.

Así lo señaló durante una reunión con legisladores de la coalición Juntos Haremos Historia, a quienes dijo que con esto, “entre todos, le demos una cachetada con guante blanco a la política neoliberal”.

En el encuentro, que tuvo lugar en un hotel ubicado frente a la Alameda Central, les pidió “que nos permitieran a nosotros presentar este grupo de iniciativas, lo que tiene que ver con la justicia, lo presentemos nosotros, porque ya ustedes lo han presentado todo, le tienen que dejar algo al Ejecutivo”, expresión que arrancó risas y aplausos de los presentes.

En ese sentido, les pidió que “analicen, lo estudien y como se dice, en su caso se apruebe, quiero que cuando menos se ponga un renglón en la Constitución que diga algo así: los aumentos al salario nunca serán inferiores a la inflación”.

Además, dijo, que “sí quiero yo presentar a la Cámara, presentarles a ustedes, legisladores libres e independientes, yo quiero presentarles la abrogación, derogación o cancelación de la mal llamada reforma educativa”.

Agregó que también se buscará generar una democracia sindical en la que los trabajadores sean los que elijan libremente a sus representantes, además de impulsar medidas que garanticen el derecho a la salud y que lleven a ofrecer en el país atención médica y medicamentos gratuitos.

Por otra parte, llamó a quienes advierten de una posible reelección que “no estén inventando cosas de que va a haber reelección, que ahora con las consultas nos vamos a quedar más de seis años, no, no; no sólo no nos vamos a quedar más de seis años, nos vamos a someter al juicio popular dentro de tres años”, aseguró.

Acompañado por la próxima secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, agregó que dentro de tres años “se va consultar: quieres que siga el presidente o que renuncie, porque esa es la democracia y eso es un gran avance en los cambios legislativos”.

En presencia también de los coordinadores de bancada de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, y de la Cámara de Diputados, Mario Delgado, el presidente electo recordó que lo que se pretende es encabezar la cuarta transformación del país en donde prevalecen dos palabras clave: honestidad y justicia, destacó.

De esta manera, señaló que “correspondería si estamos hablando de la cuarta transformación, convocar a una nueva Constitución, pero no lo consideramos necesario, porque podemos hacer a la Constitución vigente las reformas necesarias para llevar a cabo la cuarta transformación de la vida pública del país”.

En la reunión, donde también estuvieron presentes diversos integrantes del próximo gabinete federal, resaltó también que ahora se va a quitar la impunidad al presidente, “que el presidente va a poder ser juzgado por cualquier delito, va a ser juzgado por el delito que cometa cualquier ciudadano, se acaban los fueros, se acabaron los privilegios.

Además, señaló en la reunión, que coincidió con la publicación hoy en el Diario Oficial de la Federación del decreto por el que se expide la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos que elimina pensiones a expresidentes, que “es un gran cambio el que empecemos por reformar la Constitución en ese aspecto para que se combara a la corrupción; se erradique la corrupción, este cáncer está destruyendo a nuestro país”.

Finalmente, Mario Delgado adelantó que el día de mañana se presentará una iniciativa sobre el Diario Oficial de la Federación para que ya no se siga imprimiendo en esta época de las tecnologías de la información, y que esté disponible por medios electrónicos, con lo que se ahorrarán 30 millones de pesos.

“La segunda transición y la cuarta república”: @JohnMAckerman

La contundente victoria de Andrés Manuel López Obrador marca, sin duda, un antes y un después en la historia de México. Independientemente de lo que ocurra durante su sexenio, el sólo hecho de derrotar a la mafia del poder de manera pacífica en una votación masiva el domingo 1 significa un profundo viraje en la política nacional. 
 
Los jóvenes, las mujeres, los campesinos, los obreros, los profesionistas, los empresarios, los pueblos indígenas y los maestros mexicanos hemos luchado durante décadas sin tregua por la democratización del país. En dos ocasiones anteriores la ola de repudio popular al sistema autoritario inundó las urnas con esperanza y dignidad. Tanto en 1988 como en 2006 la oposición de izquierda derrotó a la coalición del neoliberalismo autoritario, pero sus triunfos fueron cruelmente arrebatados por medio de descarados fraudes electorales. 
 
Hoy, a 50 años del levantamiento estudiantil de 1968 y 30 del fraude de 1988, finalmente hicimos valer el anhelo ciudadano de contar con un gobierno federal plenamente legitimado en las urnas y con un respaldo popular mayoritario. 
 
En 1997, México pasó por un momento similar al actual. En su espléndido libro biográfico sobre López Obrador, AMLO: con los pies en la tierra, José Agustín Ortíz Pinchetti relata lo que sintió la noche de las elecciones en que Cuauhtémoc Cárdenas ganó la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal y simultáneamente el PRI perdió, por primera vez, su mayoría en la Cámara de Diputados: “En la noche de la jornada electoral me encontré en el Zócalo capitalino a don Julio Scherer; estábamos exultantes. Miré al cielo y sentí que se había roto la bóveda bajo la que yo había nacido: el control político del PRI empezaba a resquebrajarse. ¡Un entusiasmo bastante prematuro!” 
 
Tuvieron que pasar más de 20 años hasta que este sueño de la liberación del pueblo mexicano del yugo del PRI — transmutado después en PRIAN con Vicente Fox y finalmente en PRIANRD con el Pacto por México — pudiera hacerse realidad. El alud de votos a favor de Morena en la pasada elección no solamente llevó López Obrador a su triunfo; también modificó al mapa político en el país entero. De la noche a la mañana el nuevo partido se convirtió en la fuerza hegemónica tanto en el Congreso de la Unión como en algunos de los lugares más alejados de los vientos de la democratización, como el Estado de México y Hidalgo. 
 
Ahora bien, ¿Cómo garantizar que ahora sí la alternancia electoral genere un nuevo régimen político? ¿Cuáles fueron los principales errores cometidos en el pasado que llevaron al fracaso del primer intento de “transición democrática”? 
 
No hay respuestas sencillas a estas preguntas, pero podemos iniciar el necesario debate con una reflexión sobre dos puntos: 
 
Primero: el primer intento de transición se enfocó principalmente en el reformismo institucional y legal. Los legisladores han modificado la Carta Magna docenas de veces durante las últimas dos décadas, creando múltiples nuevas leyes, órganos autónomos y disposiciones constitucionales en materia de elecciones, rendición de cuentas, derechos humanos, transparencia y justicia penal con la esperanza de transformar de esta manera las coordenadas del poder público. 
 
Sin embargo, la efectividad de estas reformas ha dejado mucho que desear, tanto por la captura de estas instituciones por intereses políticos como por la simulación burocrática que suele caracterizar su actuar cotidiano. 
 
El principal reto para el nuevo gobierno de López Obrador es ir más allá de los cambios legales para generar una verdadera transformación tanto en la relación entre el gobierno y la sociedad como en la estructura del poder social y económico del país. Mientras sigamos con un gobierno corrupto que desprecia a la ciudadanía y una sociedad sometida por los poderes fácticos, ningún ajuste institucional será efectivo. 
 
El éxito de la segunda transición y de la cuarta república dependerá entonces, por un lado, del establecimiento de un verdadero sistema de rendición de cuentas del gobierno hacia la ciudadana y, por otro lado, de acabar de una vez por todas tanto con la pobreza como con los privilegios con el fin de generar una sociedad más igualitaria, participativa y crítica. 
 
Segundo: los partidos políticos que impulsaban la primera transición, el PRD y el PAN, rápidamente se burocratizaron, se corrompieron y se alejaron de las demandas sociales. Los desastrosos resultados electorales para ambos partidos en las elecciones del domingo pasado constituyen un claro mensaje de repudio de parte del pueblo mexicano para dos institutos políticos que ya no cuentan con arraigo popular alguno. 
 
Morena, en contraste, ha crecido de manera inusitada. Con apenas cuatro años de vida, esta agrupación ha pasado de ser una asociación civil con unos cuantos de miles de miembros a un poderoso movimiento político y social que opera en todo el país. Si el nuevo partido gobernante no establece rápidamente candados más claros para candidaturas, procesos formativos más profundos para militantes y mecanismos más democráticos para la toma de decisiones, la inercia, la infiltración y el oportunismo inevitablemente llevarán a Morena a repetir los mismos vicios del PRD y el PAN. 
 
En los próximos meses, Morena renovará toda su estructura directiva, al nivel nacional y en todas las entidades federativas, y probablemente también modificará sus estatutos para ajustarse a nueva coyuntura política. En estos procesos Morena pondrá en juego su presente y su futuro: ¿El nuevo partido ciudadano se convertirá en un verdadero motor de cambio social y político o terminará como una agencia de colocación de empleos y un espejo aplaudidor del gobierno federal? 
 
Para hacer historia, primero hay que aprender del pasado. Abramos los ojos, avancemos con paso firme y evitemos a toda costa repetir los errores del pasado. 
 
 
Publicado en Revista Proceso No. 2175